Creo que muero... sí, ¡claro! sepultado debería estar ya, ¿no? Eso quisiera yo, en lo más profundo de mi mente... Represión freudiana, ¿por qué tardas tanto en llegar?
Rechazo todo aquello que tenga que ver con el afecto sentimental, pareja, ya se entiende... sí. Rehuyo toda atracción; física, psíquica, sexual. Me apresuro en ello, se me hace difícil, ¿de qué estoy hecha? ¿quién soy, realmente?
Dependiente, sensible, indulgente... adjetivos de aquel/lla que está dispuesto/a a su propia destrucción, dándolo todo... y recibiendo la nada. El más absoluto de los vacíos.
El consumo de alcohol (aunque, hoy, no excesivo ni significativo) siempre me ha hecho ver las cosas desde otra perspectiva, una más intensa y, porque no, realista (la abstención de alprazolam también juega cartas en este asunto). No quiero más ojos verdes, ni marrones, ni grises. No quiero nada, no merezco nada... ni siquiera debería necesitarlo.
Recuerdo aquellas noches en las que pensaba en su rostro, en su abrazo... lo peor es que las recuerdo recordándolas. Sonará redundante, pero es así. La putísima realidad que la cebada y el elixir ruso hace abrir mis ojos. Triste, sí, pero no menos cierto.
No quiero ver nada más, el pardo de mi mirada se esfuerza en repelerlo. Me odio cuando visualizo una faz, en frente de mí, hipnotizante. ¡No me mires más! ¡No la observes -sí, yo- más! No hay nada a mi alcance, en ningún sentido.
Me repugno, pues quien me repugna no merita ni el más mínimo de mis pensamientos. Pues, quien no me repugna... ídem, porque mi derrotada cabeza no está preparada. Me hago daño, me confundo. Sueño, me caotizo el doble. Imagino, me desconcierto el triple. Así hasta el infinito.
¿Quién soy yo? Irónica pregunta, que no contestaré jamás.
Está claro, no es mi momento. Nunca había concebido estar así, no lo/me entiendo. Desearía que el rumbo de las cosas fuera otro, totalmente distinto. La vida sería demasiado sencilla de poder cambiarlo... y, en el fondo, me gustan los retos.
No visitaré ningún otro paraje, ningún otro que no sea el mío propio. Yo: eso es lo que trasciende de verdad ahora. No más esmeraldas utópicas, no más cuentos idealistas, no más historias que, de tan verídicas, cautivan.
No, digo no. Lo que dicte mi cerebro/corazón (al fin y al cabo, sin metaforizar, es lo mismo), siempre ha diferido de ello. Pero encontraré el equilibrio, ese día seré libre.
¿La canción? Todo mentira. Todo contradicción. ¿Esta entrada? Puro impulso. Puro caos.
En el caos reside la belleza.
ResponderEliminarO eso solían decir. Dime, ¿Crees que se puede conocer una máquina, solo por su montura? Piensa en todo lo que hay que desmontar, y desatornillar en un mecanismo complejo, solo para conocerlo mejor y hacer que su funcionamiento se optimize. ¿Crees que los huesos de los luchadores son tan fuertes solo por entrenamiento? No, esos huesos se rompen como los nuestros, pero se hacen mas fuertes cuando vuelven a unirse.
Podría estar toda la noche con metáforas...
La destrucción y el caos, solo tiene un sentido, traer un mundo mas limpio y puro. Puedes mirar donde quieras Vane, mira en todos los lugares de tu ciudad, en la naturaleza incluso de este moribundo planeta. En cientos de lugares encuentras como la muerte y el final cíclico de las cosas y la vida, trae consigo, un propósito mas puro, un círculo que se repite para su propia supervivencia.
Un final para el origen, y un principio para otro.
Tu vida cambia, acepta ese cambio, puesto que no será el último, pero si de esos que pegan y duelen tan fuerte. Aprovecha estos días indeseables, para destruirlo todo.
Intenta dejar el mejor mundo posible para el nuevo inicio de tu vida. Solo así podras solidificar las bases y fortalezerlas para todos los cambios del resto de tu vida.