27 ene 2010

Illusion: Self-destruction

¿Qué hacer? ¿Qué pensar?

¿Cómo lo hago? - preguntó al viento.


"Qué frío hace..." pensaba ella, en la soledad que tanto ansiaba.
Todo era metálico, gris, helado, incómodo. No quería estar ahí, pero ¿le quedaba otro remedio?

Bajo la montaña de deshechos y recuerdos en papel, encontró un libro. Viejo, amarillo, desgastado. Lo cogió con cuidado y se lo quedó mirando unos instantes. Entonces, una gota de agua salada formó un círculo perfecto en la empolvada tapa marrón. En ese momento, su mano empezó nerviosamente a apartar esos molestos restos temporales, grisáceos, sucios.
Ella era así, cuando no le hacían daño, se lo hacía a sí misma. Pero el dolor en ocasiones ayuda y nunca le importó realmente hacérselo a sí misma, mientras no hiriera a nadie más... "¡Qué más dará!" pensó, en voz alta, creando un burlón eco en el pequeño cubículo, también llamado habitación... aunque por el momento no habitaba nadie ahí, ni siquiera ella misma.

Leyó, y recordó. Se acordó de aquellas caricias en la espalda, de meriendas improvisadas, de la enajenación y el relax, de las absurdeces, de la complicidad y espontaneidad de dos sonrisas. Vio, literalmente, su cara al reir de algo que ella había dicho y, recordó, también literalmente, lo mucho que eso la llenaba.
Entonces, cayó en la cuenta. Se esforzó tanto en dar felicidad, que se olvidó que eso se podía tornar en su contra.

Los "bésame", los "levántate ya, que es tarde", los "¡no me hagas cosquillas!", los "¿sabés qué? te quiero", los "tengo ganas de estar contigo", los "¿esta tarde qué hacemos?", los "estoy orgulloso de ti".

Flashes de luz, bocanadas de humo aromático, el frío viento de las montañas, el relajante cantar del agua en el río, el silencio de la noche, los gemidos de placer.

Cada recuerdo que recorría con su mente se iba borrando, difuminando en el tiempo. El dolor, el sufrimiento, la agonía... ya no tenían la misma intensidad al rememorar. Ya no. Aunque... aún se compadecía de sí misma.
El libro se convirtió en polvo y, con el tiempo, lo haría en cenizas. ¿Recuerdas? "Ashes to ashes, and dust to dust".

Pasó el tiempo, más lento de lo habitual. Más duro de lo imaginado. Entonces es cuando la incógnita, "Unbekannt", se cruzó en su camino. ¡Lo que le faltaba! algo que la destruyera más, que la desquiciara. No, no era eso precisamente lo que necesitaba.
Sólo ahora diré la verdad de lo sucedido, y es que ella, aún tenía ilusión, en un rincón muy pequeño de su mente, pero estaba ahí. Esa ilusión estaba mimada, ella la quería, no quería fallarse a sí misma. La protegería con todas sus fuerzas, porque no había nada más desolador para ella que algo se la hiciera perder, completamente.

Sus intentos por cuidarla fueron en vano.

Se aferró fuertemente a ese sentimiento que, en otras ocasiones, expliqué. Eso la arrolló a ella misma al abismo. Quiso luchar, quiso adentrarse en aquel lugar. Realmente no le importaba magullarse durante el camino. Sabía que lo más probable es que se cayera y se hiciera daño, realmente daño. Sabía que las heridas escocerían, que las piernas le fallarían, que le faltaría la respiración del cansancio. Imaginaba que, al acercarse, se encontraría con obstáculos. Se pincharía, se torcería alguna extremidad, se le aceleraría el corazón con ansiedad, se auto-destruiría al perseguir un objetivo inútil. Su rostro se rescrebajaría, se partiría con la desesperanza, con la decepción.
Le daba igual no dormir, el insomnio formaba parte de ella. No dormiría, ni pensaría en ella misma, si con ello lograra entrar en aquel paraje.
No se preocupaba, aunque no lo consiguiera, no podía quedarse allí sola, parada, fría y olvidada. Con acercarse tendría suficiente, creía ella.

En efecto, todas esas consecuencias que previamente sabía y que, estúpidamente, sufrió, sucedieron. Tal y como estaba predicho.
¿Dónde quedó su inteligencia? ¿Dónde su autoestima? Diría que las dejó en ese duro trayecto, pero creo que no llegó a poseer esos dones nunca, no en este campo, quizás en ninguno realmente.

Volvió a recordar todos aquellos recuerdos pegados y marcados a fuego del viejo libro. Se sintió rechazada, incluso por sí misma...

Su ilusión ya estaba totalmente esfumada, no quería saber nada de ella. Quería enterrarla en su mente por mucho tiempo, ahora sí iba a actuar inteligentemente (lo del autoestima sería un asunto más complicado). Ahora quería cambiar, lo haría con todas sus fuerzas. Ya no iba a entregarse, ya no iba a visualizar ningún sitio más... sólo los que la rodearan a ella: única y exclusivamente ella. Pensar en ello la hacía sentir bien, fuerte.
Sin ilusión es más fácil vivir, ser egoísta. Sin ilusión la vida quizás la sorprendiera algún día, y, si no fuera así... no ocurriría nada, la esperanza estaba ya perdida, simplemente no importaría.


- Pero, entonces... Dime, ¿cómo lo hago?
- ¿El qué?
- Olvidarme de ti...


 

PD: Inspirada por esta canción-videoclip y por mi propia experiencia, obviamente. Espero no tener que volver a escribir sobre la temática que rodea a este entrada ni a anteriores.