25 ago 2010

Closer


Remember me...

Dejaste caer tu cuerpo sobre ese sofá, conmigo. Las yemas de mis dedos se deslizaban solas, con libre albedrío, por tus manos y tus brazos. Ni siquiera estaba premeditado, fue un acto impulsivo natural. Las caricias simplemente fluían.
Aún teniéndote entre mis brazos, todavía no podía creer la magnitud y grandeza de ese instante. La belleza del momento me abrumaba como nunca jamás me había pasado antes.

Es retóricamente imposible describir, ajustándome al más mínimo ápice de la realidad que nos envolvía, lo que estaba sintiendo mi ser a cada segundo que mi piel rozaba la tuya. Que tu piel rozaba la mía. Que nos correspondíamos de la manera más pura de la que he podido ser testigo.
Tus ojos. Tus ojos azules, intensos, sin máculas, cristalinos. Cuando tus ojos, aleatoriamente y sin previo aviso, se abrían para observarme, sólo podía sentir el centelleante latir de mi corazón. Tu rostro tan cerca del mío, tu mirada tan próxima a la mía.
Te habría besado en ese mismo instante, lo deseaba con todas mis fuerzas. Ahora sé que tú también. Pero la vida, y la razón en este caso, se hizo dueña de nuestros actos, por encima de nuestros propios impulsos.

No me arrepiento, pues esa noche te besé. Esa noche te abracé con todas mis fuerzas. Esa noche acaricié todo tu cuerpo. Esa noche me fundí contigo.
Esa noche te confesé los sentimientos que estaban creciendo por ti. Esa noche te dije lo mucho que me atraías. Esa noche te dije que te amaba.
Quizás no lo demostré con actos físicos, perceptibles. Quizás no se demostró de manera convencional. Quizás no pronunciamos palabra, aún sintiendo ambos lo mismo. Quizás muchas de esas cosas tardarían más en llegar, en hacerse factibles a nuestros sentidos. Quizás tardarían menos.

Quizás, a ojos objetivos, y sólo quizás, todo eso no sucedió en absoluto. Pero, quizás también, es la manera más bella y perfecta en la que todos estos sentimientos pueden empezar a nacer por una persona.

Y ahora, desde la distancia temporal y afortunadamente efímera que nos separa, aún te siento. 
Me tumbo en la cama y cierro los ojos. Te beso en la distancia y un cosquilleo recorre por tus labios en ese mismo instante. Deslizo mis dedos por un brazo invisible que, en el momento de recibir tal caricia, te hace sentir un escalofrío que supera los más de 1500 km entre el cielo, mar y tierra que ahora nos dividen.
Tus manos desabrochan una camisa imperceptible a la vista humana que, a modo telepático, desgarra mágicamente los botones que a ella la unían. Tus brazos abrazan un cuerpo desnudo que, en la distancia, se estremece a tu tacto.
No importa esperar cuando merece la pena. Cuando los sueños nos mantienen cerca, cuando los sentimientos, aunque suene redundante, hace que ambos sintamos esas sensaciones físicas. De alguna u otra manera, pero te siento. Me sientes.
Cuando tus palabras, tu voz, tu extremo detallismo y sensibilidad te mantienen próximo a mí.
No importa.

Y cada vez importa menos. Cada día es un paso más cerca de ti.

... Special dreams.
Song / Videoclip: Placebo - Special needs

No hay comentarios:

Publicar un comentario